Muy pocas intenciones

Así, entonces, por lo menos, logró un aspecto positivo: mantuvo la diferencia en la tabla de posiciones.

Tarea para la cual, hay que remarcarlo, su eterno enemigo también colaboró, porque demoró algo así como 25 minutos en meterse en la cancha y darse cuenta que por los costados de la retaguardia mirasol podía tirar abajo ese esquema de bloque defensivo que había procurado levantar Manolo Keosseian con tres volantes de marca.

El aurinegro jugó a lo que podía. Nacional, en cambio, no hizo lo suyo, aunque hay que remarcar que tuvo mayores intenciones y, por lo menos, levantó a su gente con tres o cuatro "casi gol" que obligaron a Sebastián Sosa a intervenir con mucho acierto. 

Del otro lado, en tanto, después de aquel remate de Egidio Arévalo Ríos en la primera mitad, en la que Rodrigo Muñoz voló espectacularmente para mandarla al córner, cuesta encontrar una situación de riesgo real. Una de esas jugadas donde la sensación de gol pudiera instalarse en la cancha y en la tribuna.

Defensa, más defensa, mayores cuidados en los mínimos detalles y superación  en una de las tareas en las cuales ambos venían fracasando. Ahí puso el acento el equipo carbonero. La lectura primaria, entonces, es que el tricolor no  encontró la llave.

Aunque, pudo tenerla, porque hubo alguna situación en la que amenazó con borrar el cero del tablero electrónico.

Igual, fue más insinuación que definición. Eso de querer, pero no poder por culpa del apresuramiento o de la mala lectura a la hora de elegir la forma de definir la jugada. Entonces, el clásico que prometía ser un partido de goles terminó transformándose en una lucha de volantes.

Pierna va, pierna que viene, más piernas por otro lado y negocio para el aurinegro, porque el circuito del toque albo apareció muy poco.

Además, como los jugadores de Juan Ramón Carrasco se empecinaron con llegarle a la defensa rival con un pase profundo y el viento le jugó siempre en contra, porque el balón por lo general terminó yéndose de la cancha en lugar de caer en los pies de un futbolista tricolor, se disminuyeron las posibilidades de tener un ataque más potente.

Además, por si faltaba algo, en el área Sebastián Sosa terminó erigiéndose en  buena figura al ahogar las intenciones tricolores.

Claro que de atacar ni pensarlo ni siquiera hablarlo en filas carboneras. Perdido Fabián Estoyanoff en un mar de equivocaciones constantes, inexistente Antonio Pacheco, falló hasta en las entregas, sin apariciones de Alejandro Martinuccio, Nacional no sufrió ni un sofocón. Y Peñarol tuvo menos fuerza en esa materia que un ventilador a pilas.

Obviamente, la manta corta le permitió cubrir una parte de la cancha. De la única manera que podía venir algo distinto era por una jugada de pelota quieta. Pero en eso Nacional acertó, porque Lembo y Coates se comieron todos los envíos aéreos. Además, el "Tony" fue una sombra del buen ejecutante que es, por lo que se esfumaron las chances de hacer algo distinto.

Al final, cuando de un lado se jugaban al paso de los minutos para mantener la distancia en la tabla, el bolso procuró un poquito más. Pero volvió a quedarse en las intenciones. Liderado por Robert Flores llegó más, pero tampoco acertó.

Entonces, el mejor negocio (porque le dio más aire) fue para Defensor Sporting, que miraba el clásico de afuera y penando por el golpe que había recibido en su partido ante Central Español.

Las cifras

1 primera vez que bajo la conducción de Carrasco Nacional termina un partido sin goles a favor.

3 partidos suma Peñarol sin obtener victorias en el Torneo Apertura: una derrota y dos empates.

Las estrellas

A. Lembo

El zaguero volvió a demostrar toda su pasta de jugador de clásico. Dominó a los delanteros rivales.

M. Sosa

El "Pato" hizo un gran despliegue para interceptar el juego tricolor. Además, se dedicó a jugar.

F. Píriz

Metió una barbaridad y en una lucha desigual salió victorioso. No se demoró con la pelota.

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