Con 10 jugadores luego de la justificada expulsión de Nicolás Freitas, Peñarol se dio idea y defendió el resultado con uñas y dientes para llevarse la copa Antel Bicentenario. Un buen marco en las tribunas para un primer tiempo que empezó con los tricolores manejando la pelota y los mirasoles buscando la apertura de la cancha con un apagado Estoyanoff y un Pacheco intentando generar y habilitar al lungo delantero Juan Manuel Olivera. Nicolás Freitas pegó mal nuevamente y de atrás y se fue a las duchas expulsado por el árbitro Martínez. Luego de que los carboneros quedaran con 10 players, Carrasco mandó a Cortelezzi y a Marques y armó línea de 3. La primera parte se fue con tenencia de los tricolores y Peñarol esperando el final, sin generar una llegada clara al arco de Muñoz.
El segundo tiempo a los 48' llegó la sorpresa: desborde y centro de Luis Aguiar, llovido y fácil para un Rodrigo Muñoz que saltó flojo y el lungo Olivera se la cabeceó de las manos. 1-0, locura carbonera. Nacional seguía yendo sin ideas, con un Peñarol que ya formaba con 8 defensores abajo, aguantando. Y a los 60' un pase que encuentra a Martín Cauteruccio claramente adelantado, tapó Sebastián Sosa al corner, vino el centro y el juvenil Sergio Cortelezzi la empujó y Nicolás Domingo la despejó de adentro del arco. 1-1. Se sucedían las emociones, tanto que a los 65' Matías Mier -ingresado en el segundo tiempo- encaró por la izquierda, birló con un gran sombrerito por encima de Coates y Marques y definió contra el palo de Muñoz. Golazo, 2-1. Minutos después el referí Martínez se comió a pocos metros de distancia un claro penal de Alejandro González, saltando y despejando con la mano, como el Ken de la Street Fighter.
Párrafo aparte para la noche de Carrasco en Nacional, llegando apenas una hora antes del match, acostado en el banco mascando chicle en los 90', y en la última pelota dejando a Viudez de relevo. Así perdió su invicto. Aguirre, en cambio, acertó con el ingreso del juvenil Mier y su proximidad con Aguiar por la banda izquierda dieron frutos de tenencia de pelota, junto a un Nicolás Domingo que creció en los últimos minutos. En general, faltó fútbol en ambos lados en un field que se lo comió un lagarto. Finalmente, Nacional tuvo a Peñarol dentro de su área a base de centros de treinta metros, pero ante una aplicada defensa, que quitando las pelotas peligrosas se quedó con la segunda copa y clásico del verano.
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